Su construcción se atribuye al Rey Pelayo, en el siglo VIII, y allí descansaron sus restos junto a los de su mujer Gaudiosa hasta que Alfonso X los mandó trasladar a la Santa Cueva de Covadonga. (aunque numerosos historiadores han cuestionado la autenticidad del traslado de los restos del rey don Pelayo y los de su esposa a Covadonga).
Es un templo de una sola nave, de estilo románico. En la portada sur, se pueden encontrar varios capiteles con escenas inspiradas en la resurrección de los muertos y el Juicio final. Y en el interior hay un retablo de época de Carlos III con pinturas barrocas que conmemoran las gestas de don Pelayo.
Siempre estuvo asociada a enterramientos, habiéndose localizado en 2006 más de medio centenar de esqueletos que datan entre los siglos X y XIV, en el exterior del templo. Al menos tres de ellos, en la zona sur y alineados de forma diferente al resto, se han datado hacia el 870 dC. Por esto, y los restos arquitectónicos más antiguos, se trataría de la iglesia asturiense conservada más antigua.
En la parte posterior izquierda de la nave se encuentran los restos de Roberto Frassinelli “el alemán de Corao”(1811-1887), hombre polifacético, con gran capacidad para el dibujo y dotes de arquitecto, realizo el proyecto original de la Basílica de Covadonga. Él descubrió el dolmen de Abamia (hoy desaparecido, pero del que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de España en Madrid)
Como llegar:
Carretera AS-114 (Cangas de Onís – Panes) a 7 km, tomar la salida dirección Corao. De camino se debe atravesar un bonito castañar, conocido como “el castañeu”, y al final del Castañeu se encuentra la señal de acceso.
Fácil acceso. Pequeño Apartamiento. Se puede dejar el coche en el castañar de Corao, donde está bien indicado el camino para acceder.
Latitud: 43.339529. Longitud: -5.059856
Horarios y visitas:
No se realizan visitas guiadas, se pueden contratar servicios de guía privados (en el exterior)